domingo, 5 de abril de 2009

El Tao: Punto de partida para el discernimiento gnoseológico

Introducción:

Pretendo con el presente trabajo explicar la esencia del Tao[1], aquello que es lo verdaderamente cognoscible, y que, según da a entender Lao Tse, no se podrá comprender en tanto el hombre se encuentre aferrado al mundo sensible o aparente[2], que, a razón de esto, se ve inmerso dentro de una “realidad” en la que la satisfacción de los deseos (una especie de ceguera mental, por así decirlo) pasa a ser el eje central de su existencia, es decir; un total alejamiento del Tao verdadero, ya que, como se colige de El libro del recto camino; el hombre con pasiones solo ve al Tao en su estado imperfecto, mas quien quiera conocerlo tendrá que curarse de todas sus pasiones. Tal como afirma Hegel: “los taoistas consagran su vida al estudio de la razón[3] y aseguran que quien llegue a conocer la razón en su fundamento mismo, posee, con ello, la ciencia universal, los remedios para todos los males y la virtud, es decir, que adquiere un poder sobrenatural con el cual puede ascender al cielo y librarse de morir”[4], de esto podemos entender que es a través de la razón y el distanciamiento de los deseos y pasiones (sin que ello signifique ofrecer resistencia o rechazo al devenir permanente de la alternancia de polaridades u opuestos que gobiernan al mundo aparente) que se consigue el conocimiento verdadero y se llega a apreciar al Tao en su verdadera esencia. Finalmente para concluir con esta introducción, si bien es cierto, de lo anteriormente expuesto, existe un vinculo indesligable entre el conocimiento y la virtud en el Tao Te King, desarrollaremos principalmente aquello que comprenda al punto primero, sin que ello signifique dejar de aclarar aspectos relacionados con la virtud que hagan mas entendible esta exposición.


I

Existe en el Tao una dualidad: existencia y no-existencia o ser y no ser. Esta dualidad permitirá dar explicación al origen del cosmos, pues tenemos que cuando el Tao “es” o “existe” es madre de todo lo creado y por lo tanto puede ser nombrado (tengamos en cuenta que todo lo existente es limitado por lo cual puede ser definido o conceptualizado), dado que es el ser que se manifiesta, que existe, y que puede ser objeto de investigación científica porque en el se encuentran las cosas que por su presencia pueden ser descritas o denominadas; mas, cuando el Tao es la “no-existencia” viene a ser el estado anterior a la existencia, una especie de pre-existencia que dará origen a todo lo existente, a este respecto recordemos lo que dice Adolfo P. Carpio: “…por ello se nos enseña que el principio radical de todo esta en el no-ser, el Tao sin nombre. Su operación comienza con lo que ya se puede nombrar y a lo cual podemos designar adecuadamente como principio: el ser puro. El Tao con nombre se puede llamar ‘gran Tao’ o ‘gran unidad’, el uno en el que están ya indistintamente contenidos el cielo y la tierra; este, por medio del ritmo del ying yang, produce los diez mil seres, es decir, el mundo sensible, por que, aunque radicalmente diverso de todo lo conocido, el Tao lleva en si potencialmente todas las cosas: formas, existencias, esencias o fuerzas, se encuentran en estado latente”[5]. De todo esto se deduce que la existencia y no-existencia, o ser y no-ser se alternan en un ciclo infinito, ambos son estadios del otro, se complementan y la existencia de uno sugiere al otro, como se expresa en el siguiente párrafo del capitulo II del Tao Te King:

“Cuando todos comprendemos que la belleza es bella,
la fealdad existe entonces.
Cuando todos comprendemos que la bondad es buena,
entonces existe el mal.
Así, la existencia sugiere la no-existencia;
Lo fácil es ocasión de lo difícil;
Lo corto deriva de lo largo por comparación.
Lo bajo se distingue de lo alto por oposición....”[6]


II

El párrafo anterior finaliza con una especie de reflexión que versa de la manera siguiente: “…Por esto, el sabio actúa sin acción y enseña sin palabras.”[7], en donde encontramos dos ideas que se vinculan, que son la de la no-acción y enseñar sin palabras, esto ultimo se refiere al hecho de que aquello que llegamos a conocer se da a través de las palabras, que son la base del conocimiento (conocimiento constituido por definiciones y/o conceptos, que como ya se ha señalado, dan cuenta de lo aprensible o aparente), es decir; el λóγος, el discurso que da razón a las cosas y que es principio racional de lo existente, pero que como ya hemos señalado solo puede dar cuenta de lo limitado, lo aparente, la existencia; de aquello que se muestra mas no del Tao verdadero, Tao sin nombre, no-ser o no-existencia, el ser puro, ese que es anterior al cielo, la tierra y los diez mil seres[8]. Por lo tanto, el sabio no hará uso de las palabras para enseñar pues estas no podrán dar cuenta del Tao verdadero de la no-existencia, estas palabras solo versaran respecto al mundo aparente, aquel mundo en el que el hombre sufre de ceguera mental y gobiernan los conceptos y/o definiciones de los cuales se vale para la satisfacción de sus deseos y pasiones. Del mismo modo, la acción se da dentro del mundo aparente gobernado por el λóγος, por lo que vendría a ser un acto guiado por la conciencia del ego que hace al hombre proclive a las pasiones y deseos, y que estropea la acción porque la subordina hacia sus propios fines; la no-acción por lo tanto se tratara de dejar de hacer, en relación al ego, para hacer impulsado, en este caso, por el Tao verdadero, aquel que es anterior a la existencia y del cual provienen el cielo, la tierra y los diez mil seres, aquel que actúa naturalmente, cual niño de visión abierta cuya mente no esta todavía esclavizada por los prejuicios y los hábitos, es decir; la actividad natural, como en el caso del sol por ejemplo, que no necesita conciencia de dar la luz y la vida a la tierra para dársela. La no-acción, por lo tanto, no significara quietismo y pasividad, por el contrario será acto puro, acto natural. A este respecto Lao Tse dice en el capitulo XLVIII del Tao Te King:

Quien persevere en es estudio aumentará sus conocimientos día a día;
Quien persevere en Tao los perderá día a día.
Por la continua pérdida
Llegara a la no-acción;
Por la no acción todo se cumple.[9]


III

En este última parte desarrollaremos algunas acotaciones finales respecto al saber, el conocimiento y la técnica. Lao Tse denomina al saber como una enfermedad que solo causa pesar al hombre, quien cayendo en la cuenta de vivir en el mundo aparente no encuentra seguridad en nada de lo que lo rodea, por ello en el capitulo LXXI de El libro del recto camino menciona lo siguiente:

Es más perfecto desconocer la propia sabiduría.
El conocerla es como padecer un mal.
Solamente cuando se sabe que se padece de este mal
se puede ver uno libre de el.
El sabio no padece de este mal, puesto que reconoce que lo padece.


El verdadero sabio reconoce al mal y se aleja de el, por ello no lo padece, a este respecto Adolfo P. Carpio menciona lo siguiente: “…pero el sabio, que conoce el mal y lo deplora, es decir, que se apena o sufre por el mal, se coloca por solo este acto de conocimiento mas allá de todo mal, pues así ingresa concientemente a la esfera del Tao donde reinan la seguridad y la eficacia supremas. El mal por el mal que sufre no es, naturalmente, este o aquel mal particulares, si no el universal de tomar por real lo que es solo apariencia, es decir, el desconocer el Tao”[10], por ello que el sabio actué desde la no acción y enseñe sin palabras, pues lo seguro lo encontrara sola y únicamente en el Tao de la no-existencia, libre del λóγος y donde gobierna la razón de lo natural. Ahora bien, en lo que concierne al conocimiento, nos dice Lao Tse que, lo mejor es seguir el camino del Tao de las certezas y no el de las apariencias en donde este (el conocimiento) esta ligado a comparaciones, definiciones y/o conceptos de los distintos fenómenos que acaecen, que lo aleja de la naturaleza del Tao y lo conduce por el camino del facilismo de los medios técnicos, con los que contribuye, de ese modo, a colmar el mundo aparente donde satisface sus deseos y pasiones. Capitulo LIII del Tao Te King:



Dejadme poseer el conocimiento puro y andar por el
gran camino (Tao)
Pues temo apartarme de el.
El gran camino es llano y fácil;
Pero la gente prefiere los atajos.
Mientras los palacios reales son bien atendidos,
Los campos están llenos de zarzas,
Y los graneros vacíos.
Vestir trajes suntuosos,
Llevar afiladas armas,
Saciarse de bebidas y alimentos,
Poseer riquezas excesivas,
Es inducir al robo.
¿No es esto desviarse de Tao?[11]


De este modo, “gracias a la técnica”, el desequilibrio se hace latente en la vida del hombre, que se hará esclavo de los medios técnicos que le procuraran una vida de comodidades, desviándose así de la Naturaleza y del Tao. La desmesura provocara la codicia por lo ajeno, la discordia y la lucha en contraposición de la búsqueda de la virtud, la vista del hombre entonces ahora dirigida hacia la búsqueda de la satisfacción de sus deseos y pasiones lo sumergirá en la total ignorancia y una vida vertiginosa llena de falsos valores. El hombre sabio, entonces, entiende que el Tao lleva una vida simple y sin buscar placeres, se contenta con una vida tranquila y no estará preocupado por el lujo, el esplendor y la técnica, entenderá que el verdadero conocimiento se encuentra fuera del mundo aparente de las sensaciones, en el Tao anterior al cielo, la tierra y los diez mil seres, aquel donde gobierna la razón de lo natural y que es único recto camino hacia la virtud.






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Referencias bibliografícas:

LAO TSE: Tao Te Ching (El libro del recto camino), quinta edición. Madrid, Ediciones Morata, 1980.

CARPIO, Adolfo P.: El tao te king de Lao Tse (introducción al tao te king). Buenos Aires-Argentina, Editorial Sudamericana, 1957.

HEGEL, Georg Wilhelm F.: Lecciones sobre la historia de la filosofía, quinta edición. México, Fondo de Cultura Económica, 1995.
[1] El Tao no puede ser puesto en palabras, la palabra Tao (camino) es solo un intento para denominar la suprema realidad y no es de ningún modo una definición o intento de definir aquello que es inmutable e inaprensible en un concepto.
[2] Lo aparente o apariencia es la existencia como lo expresa Lao Tse en el Tao Te King capitulo I: “…desde la eterna existencia vemos con claridad las distinciones aparentes…”, este concepto será desarrollado mas adelante junto con el de la no-existencia.
[3] A mi entender se refiere a la razón natural procedente de la no-acción, no a la que busca sistematizar y conceptualizar todo. Más adelante se desarrollara el tema de la no-acción.
[4] G.W.F. Hegel. Lecciones sobre la historia de la filosofía. México, 1995
[5] Adolfo P. Carpio. El Tao Te King de Lao Tse (Introducción al Tao Te King). Argentina-Buenos Aires, 1957; ps. 25-26.
[6] Lao Tse. Tao Te Ching (el libro del recto camino), quinta edición. Madrid 1980; p. 30.
[7] ibíd.: p. 30.
[8] Primero es el Tao sin nombre (no-ser o no-existencia) del cual se provienen: el cielo, la tierra y finalmente los diez mil seres respectivamente en ese orden.
[9] Lao Tse. Tao Te Ching (el libro del recto camino), quinta edición. Madrid 1980; p. 77
[10] Adolfo P. Carpio. El Tao Te King de Lao Tse (Introducción al Tao Te King). Argentina-Buenos Aires, 1957; p 162
[11] Lao Tse. Tao Te Ching (el libro del recto camino), quinta edición. Madrid 1980; p. 82.

1 comentario:

  1. hola
    justo ahora me avoco a entender y sentir el no-hacer lo cual me llevó a tu blog.
    muy interesantes las relaciones con textos autores de otras épocas, fue muy clarificante
    gracias y saludos desde méxico city :)

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